Arquitectura

La arquitectura española en el siglo XIX

ARQUITECTURA_ESPAÑOLA_XIX

La primera parte del siglo XIX viene marcada por el neoclasicismo, movimiento este que se generó en el siglo anterior como consecuencia de la aspiración del hombre a ver los edificios clásicos,  aquellos creados entre el siglo V a.d.c. y el siglo V d.d.c.  que comprenden la cultura griega y romana y siglos anteriores en lo referente a la arquitectura egipcia, como edificios perfectos que daban soluciones arquitectónicas ideales  y de uso racional.

En España. el aislamiento que produjo la política de Fernando VII hizo que el neoclasicismo que fue evolucionando en Europa hacia el modernismo, tuviera un movimiento  más  lento y hasta la finalización de este reinado, toda la arquitectura se centraba en la escuela creada por el arquitecto Juan de Villanueva,  que tuvo el cargo de arquitecto de la corte y que entre sus proyectos neoclásicos más representativos, está el Museo del Prado en Madrid

La España neoclásica

Puerta de toledo, Madrid

Puerta de toledo, Madrid

Durante la primera mitad del siglo, destacan por su trabajo arquitectos como Silvestre Pérez,  que fué arquitecto de José Bonaparte y que realizó el arco del triunfo de la Puerta de Toledo en Madrid . Exiliado en Francia a la caída de José Bonaparte, a su regreso  bajo el reinado de Fernando VII fue postergado en favor de arquitectos políticamente más afines, pero aun así realizó obras significativas como la Iglesia de Bermeo, el teatro de Vitoria o el Ayuntamiento de San Sebastián

Otro arquitecto significativo en este inicio de siglo fué Isidoro González Velázquez que creó el diseño urbano del Borne de Palma, y nombrado Arquitecto de Obras Reales por Fernando VII realizando trabajos como la Capilla del palacio de el Pardo, y el Salón de Sesiones del Senado

También destacan en esta época el arquitecto Antonio López Aguado, arquitecto muy ligado al reinado de Fernado VII , nombrado Maestro Mayor de Madrid título este que corresponde al de arquitecto municipal actual. En 1817 realizó el proyecto de la Isabela, una ciudad balneario construida cerca de Sacedón, y que en la actualidad se encuentra sumergida por las aguas del Pantano de Buendía,. Las puertas que en la actualidad sirven de entrada a os jardines del Retiro en Madrid, proceden del proyecto realizado en su día en la Isabela.

En 1844 aparece la creación de la Escuela de Arquitectura como elemento autónomo desgajado de la Real Academia de Bellas Artes.

Echemos un poco la vista atrás. Fué Felipe V el que siguiendo los modelos imperantes en Europa, creó en 1744 la Real Academia, que impartió estudios de arquitectura impartiendo el título de Oficial de Arquitecto desde 1752

Al ir apareciendo nuevos materiales en la construcción, y hacerse la arquitectura más técnica, en 1844 se creó la Escuela de Arquitectura, con un plan de estudios distinto al anterior de la Real Academia, que dejaba a un lado la formación técnica para centrarse mas en la pervivencia del clasicismo. Los planes de estudio de la Escuela de Arquitectura fueron evolucionando y ya en 1855 con un plan de estudios de 6 años, se presentaba una formación adecuada a los nuevos tiempos

A partir de mitad de siglo, empiezan a aparecer en España distintas corrientes arquitectónicas

El urbanismo, nuevos tiempos, nuevas ciudades

Por un lado tenemos los nuevos conceptos de urbanismo. Como consecuencia de la revolución industrial, se produce una inmigración importante entre el mundo rural y las ciudades creándose espacios múltiples en los que conviven las ordenadas zonas burguesas con los suburbios en los que se asienta la clase trabajadora. De esta forma, nace la necesidad de desarrollar proyectos de urbanismo de forma que se planificara el crecimiento de la ciudad de manera que los distintos elementos que la conforman puedan cumplir sus funciones.

Dos proyectos urbanísticos son desarrollados  casi simultáneamente  bajo el impulso de Isabel II, Son los ensanches de Madrid y Barcelona, El de Madrid encargado a Carlos María de Castro, arquitecto e ingeniero, y el de Barcelona, a Ildefons Cerdá i Sunyer, ingeniero. Ambos tienen muchas cosas en común, por ejemplo, el ancho de las calles, el diseño de manzanas para la edificación, la necesidad de zonas verdes, la estructura en forma de damero, etc

 

El Plan Cerdá para Barcelona, siguiendo la filosofía de su creador, daba mucha  importancia a que todas las viviendas recibieran luz natural del sol, y tuvieran ventilación. Para ello hacía que las manzanas tuvieran un ancho fijo de 113,3 metros, y las esquinas se hicieran con un ángulo de 45ª, lo que unido a la altura máxima de los edificios, fijada en 16 metros, daba lugar a que todas las viviendas, fuera cual fuera su orientación recibieran todos los días del año luz solar Este plan de ensanche de Barcelona fue muy mal acogido por las fuerzas municipales pues se consideraba como una intromisión de la corona en los asuntos propios del municipio. Hoy, si nos paseamos por Barcelona, podemos apreciar este ensanche.

En Madrid el Plan Castro, con una geometría muy parecida al Plan Cerdá de Barcelona, suponía pasar de una ciudad de 800 hectáreas, circundada por la cerca que Felipe IV construyó en 1625, a una ciudad de 2300 hectáreas en la que mediante una retícula ortogonal se iban añadiendo terrenos y ordenando sus usos. La construcción de este plan de ensanche, fue muy lenta, pues estuvo vigente hasta 1930 y a lo largo de tantos años, el proyecto urbanístico incial fue desvirtuándose por interese especulativos

Bajo el lema de “para cada familia una casa, en cada casa un huerto y un jardín”, el ingeniero Arturo Soria creó un nuevo modelo de urbanización llamado Ciudad Lineal. El modelo propone la construcción de una ciudad alargada construida a ambos lados de una avenida central de 50 metros de ancho que sirve para dar infraestructuras a toda la ciudad, incluyendo un medio de transporte el tranvia, pues en 1886, cuando Arturo Soria proyecto su modelo urbanístico, era el medio de transporte más innovador . Las calles transversales de una longitud máxima de 200 metros tenían una anchura de 20 metros y sus parcelas edificables eran de 400 m2, de los que 80 se reservaban a la construcción de vivienda y el resto a jardines y huertos. En Madrid, este proyecto se desarrollo, en forma tangencial al antiguo casco urbano, y hoy podemos ver como esa calle principal vertebradora de la Ciudad Lineal inicial se encentra dentro del núcleo y en la actualidad son las vías públicas conocidas como Arturo Soria y Hermanos García Noblejas.

Los nuevos materiales en la arquitectura española

Otro punto importante en la arquitectura en la segunda parte del siglo XIX fue la aparición de nuevos materiales constructivos tales como el hierro, el cristal, y el hormigón armado.

Puente de metal sobre el río Severn

Puente de metal sobre el río Severn

La primera obra que se construyó en hierro fundido fué un puente sobre el rio Severn en Inglaterra hacia 1779. A partir de ese momento el hierro formará parte del paisaje constructivo  especialmente por el desarrollo que creó el ferrocarril y la cantidad de puentes ferroviarios necesarios para su expansión. Pero no solamente se utilizó el hierro en construcciones viaria, pues las estaciones de ferrocarril tienen una arquitectura basada en el hierro. Unas con una gran cubierta a dos aguas, otras con una sección curva , más espectacular que las cubiertas a dos aguas y emulando una arquitectura tradicional. Las grandes estaciones de Madrid, son construidas por arquitectos franceses e ingleses siguiendo los criterios que prevalecían en Europa. Cuando en 1892 se inauguró la estación de Atocha, con su luz de 48 metros, fue considerada como el símbolo de la modernidad en España dando lugar a construcciones semejantes en las estaciones ferroviarias de  Sevilla, Valencia y Barcelona.

Pabellón de cristal, Madrid

Pabellón de cristal, Madrid

Pero la arquitectura del hierro no fue únicamente ferroviaria, el uso de este material junto con el cristal, dio lugar a construcciones típicas para el desarrollo de exposiciones ( a lo largo del siglo XIX fueron muy comunes las denominadas Exposiciones Universales, de las que en España tuvimos en Barcelona en 1888 ) . así por ejemplo, tenemos en Madrid, en el Retiro, el Pabellón de Cristal del arquitecto Ricardo Velásquez que fue la primera obra en España en utilizar hierro y cristal para uso civil. Construido para servir de invernadero de las plantas exóticas que se iban a exponer en la Exposición General de Filipinas de 1887, el arquitecto se inspiró en  el Crystal Palace de Londres proyectado en 1856 con motivo de la Gran Exposición Universal que se celebraría en 1862.

Como consecuencia de la formación impartida por la Escuela de arquitectura, muy diferente a los conceptos clasicistas de la antigua Academia , la inclusión del hierro y del cristal como materiales constructivos, y los movimientos artísticos que aparecen en Europa, la arquitectura española durante el último tercio del siglo XIX presenta un mosaico de estilos arquitectónicos.

biblioteca nacional

Biblioteca Nacional, Madrid

Por un lado , el neoclasicismo daba sus últimas bocanadas con construcciones como la Biblioteca Nacional que fue proyectado en 1856 por el arquitecto Francisco Jareño Alarcón y finalizado en 1892, por otro lado el hierro y el cristal  se hacen presente en la arquitectura civil modificando radicalmente los conceptos constructivos tenidos hasta el momento y aparecen los nuevos profesionales formados por la academia que optan por la recuperación de los orígenes medievales islámicos creando un estilo denominado neomudejar del que tenemos numerosas muestras como por ejemplo en iglesias en Madrid, la iglesia de San Fermin de los Navaros, y la iglesia de la Paloma, o en edificios comerciales como el Hotel Laredo, o palacetes como el del Conde de Valencia de Don Juan. Y esta expansión del neomudejar tiene su explicación por la facilidad constructivas que tienen sus formas y texturas  junto con la economía de los materiales usados en los edificios.

Llega el modernismo a la arquitectura española

Pero por encima de estos movimientos da sus primeros pasos el modernismo que se apoya en la innovación y mirar al futuro que es el camino contrario a los movimientos neo que prevalecieron durante la mayoría del siglo. El modernismo es un movimiento urbano que compagina funcionalidad, belleza, elegancia, con un componente ornamental que toma como referencia la naturaleza.

En España el modernismo tuvo una gran expansión, sobre todo en Cataluña. La Escuela Provincial de Arquitectura de Barcelona creada en 1871 y dirigida por el arquitecto Elies Rogent i Amat sirvió de impulsión al modernismo , fomentando los nuevos materiales constructivos y aportando las corrientes modernistas que se estaban expandiendo por Europa (Sezessionstil en Viena, Modern Style en Inglaterra, Liberty en Italia, Jugendstil en Alemania)

Los arquitectos Doménech i Montaner y su discípulo Joseph Puig i Cadafalch están considerados como los padres del modernismo..

Pero la gran figura de este movimiento es sin duda Antonio Gaudí capaz de unir en sus proyectos lo nuevo y lo antiguo, lo original y lo tradicional, lo bello y lo útil, lo personal y lo colectivo, lo catalán y lo universal.

Bodegas Guell

Bodegas Güell

Antes de finalizar el siglo, Antonio Gaudí ya nos había dejado la impronta de su obre en proyectos como el Palacio Güell, las bodegas Güell y la casa Calvet. Aparte del estilo decorativo que Gaudí aporta a sus proyectos ( Gaudí no distinguía entre estructura del edificio y decoración, pues a su criterio la propia estructura debe formar parte de la decoración del edificio) y a la funcionalidad de sus edificios diseñados para facilitar las condiciones de uso del mismo, una sus aportaciones más significativas es el uso del arco parabólico lo que le permitió entre otras cosas realizar techos sin vigas.

Además, creó las maquetas polifuniculares formadas por cordeles y saquitos de perdigones que representaban las cargas a soportar, de forma que los cordeles dibujaban las formas de la estructura a realizar. Si visitamos la Sagrada Familia, podremos observar la maqueta polifunicular de la misma realizada por el propio Gaudí.

Fuera de Cataluña el modernismo durante este último tercio de siglo no acababa de cuajar, pues era considerado como un estilo propiciado por la burguesía , y hay pocos edificios que no fueran realizados por arquitectos catalanes en el resto del estado español.

Acerca del autor

José Luis García

José Luis es un ingeniero de la vieja escuela, apasionado de la eficiencia energética (y del buen jamón) y ciudadano del mundo.

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