Nos encontramos en Bruniquel localidad de poco más de 600 habitantes situada en el sureste francés a unos 80 kilómetros de Toulouse . En 1990 unos paleontólogos descubrieron accidentalmente el acceso a una cueva que llevaba cerrada por un movimiento geológicos desde el Pleistoceno, es decir descubrieron una burbuja en el tiempo.
Durante esta primavera, es decir 16 años después, ha sido cuando nos han empezado a contar lo descubrimientos hallados en la cueva a través de la publicación Nature.
En ella se nos detalla que a más de 330 metro de la entrada de la cueva se encuentra una construcción artificial, no formada por la naturaleza compuesta por 4 círculos de distintos diámetros realizados por trozos de estalagmitas. Más de 400 trozos de las mismas de unos 30 cm de longitud son los elementos constructivos usados para la formación de los círculos además de los correspondientes elementos de apoyo para sujetar esta estructura encontrando en el entorno los restos de las estalagmitas cortadas.
Si a esto unimos la existencia de restos de fuego realizado encima de muro así construido, llegamos a la conclusión de que la mano del hombre se encuentra detrás de estas estructuras, y desde luego esta construcción debió ser realizada por personas capaces de cortar las estalagmitas todas del mismo tamaño, organizarlas, iluminar y usar los materiales para obtener unas figuras determinadas. Todo un trabajo al frente del cual dirigiendo y organizando hay una figura al que por qué no ponerle un nombre José y una profesión arquitecto.
Lo que queda por determinar es cuánto tiempo hace que esto sucedió para poner el apellido a nuestro arquitecto. Para ello el equipo de paleontólogos encargado de llevar este trabajo ha usado un método usando uranio – torio basándose en el crecimiento de las estalactitas con posterioridad a la construcción de estos círculos. Y aquí surge la sorpresa pues da una antigüedad de 175000 años antes de nuestra época.
En esos años, Europa estaba en pleno Pleistoceno y eran los Neandertales , primos directos de Homo Antecesor (los de Atapuerca) los que ocupaban el continente mientras que el Homo Sapiens, nuestro antecesor aún no había salido de África.
Así que ya podemos poner apellido al primer arquitecto de la historia José Neandertal, y cambiar toda la historia de la arquitectura que se enseña en las Universidades.
Nota. Hasta ahora la Paleontología consideraba al Homo Neandertal como incapaz de realizar este tipo de construcciones; a partir de este descubrimiento habrá que reescribir toda la historia